sábado, 25 de octubre de 2008

Vivienne Westwood, la reina de la vanguardia






Hace más de tres décadas, Vivienne Westwood se erigía como la indiscutida reina de la estética punk. Corría la década del 70? y una horda de jóvenes desencantados con el sistema encontró en la ropa de la diseñadora inglesa el canal perfecto para expresar su disconformidad. Los integrantes del grupo Sex Pistols resaltaran entre esa díscola clientela, e hicieron que el estilo propuesto por Westwood se convirtiera rápidamente en toda una divisa a nivel mundial.

Con el tiempo, los alfileres de gancho, hojas de afeitar, pelos en punta y cadenas fueron perdiendo protagonismo frente a corsés, miriñaques, peinados vaporosos y pantalones de montar. Es que la camaleónica diseñadora ya comenzaba a evidenciar su pasión por el barroco, el rococó y la época victoriana. Una constante mirada hacia atrás, que paradójicamente la ubicó entre una de las diseñadoras más avant-garde del planeta, gracias a su enorme talento para rescatar ítems del pasado, actualizarl os y transformarlos en algo "decididamente Westwood".

Entre sus más destacados hallazgos se encuentran los corpiños encima de las camisetas, las mezclas insólitas de elementos del patrimonio cultural británico (en especial las estampas escocesas) y sus plataformas estrambóticas con las que incluso Naomi Campbell llegó a trastabillar en la pasarela. Semejante currículum le valió una retrospectiva en el Victoria and Albert Museum de Londres y un libro sobre su carrera que significó un éxito de ventas entre los fashionistas del mundo. Más vigente que nunca, la artífice del vestido de novia de Sarah Jessica Parker en Sex & The City, parece dispuesta a seguir enalteciendo las formas femeninas a extremos impensables, siempre con la irreverencia que la caracteriza.

-¿Desde joven ya soñaba con dedicarse a la moda?

-La moda no hubiera sido mi elección de trabajo. Lo hice simplemente porque se me presentó la oportunidad y tenía que ganarme la vida. El motivo por la cual continué en esa dirección fue porque estaba llena de ideas que quise expresar a lo largo de mi carrera. La gente a veces está más interesada en mis ideas que en mi ropa.

-¿Cómo fueron sus inicios?

-No tuve una preparación formal en la moda, de hecho, comencé a realizar mis prendas utilizan do patrones comerciales. Cuando abrí mi primera tienda, Let it Rock, junto a Malcolm McLaren, en 1970, la idea original era comercializar ropa de los años 50´ que comprábamos en ferias. En muchos casos era prácticamente nueva, y la vendíamos tal cual estaba; en otros, le hacíamos ciertas modificaciones. Sin dudas, era una forma poco eficiente de hacer ropa, pero en el pasado se solía trabajar así. La circunstancia de haber comenzado con un acceso directo al público fue fundamental porque me permitió desarrollarme como diseñadora e ir armando una técnica propia. Por técnica me refiero a la manipulación de materiales para darle expresión al cuerpo.

-¿Ha sido influenciada por otros diseñadores, personajes o momentos históricos?

-La gente suele decir que mi moda es avant-garde, sin embargo, he recurrido constantemente al pasado como fuente de inspiración. Visito museos y observo pinturas, en particular aquellas del Siglo XVIII francés, entre las cuales puedo destacar las de Boucher y Fragonard. Creo que es muy importante entender el mundo en el cual uno vive en el presente, pero para hacerlo es fundamental mirar hacia atrás.

-¿Algún ejemplo del pasado trasladado a sus colecciones?

-En una oportunidad me inspiré en los cambios drásticos que sufrió la moda masculina en el 1800. Por aquel entonces las chaquetas se acortaron significativamente y los estrechos pantalones de montar adquirieron un color tan pálido que los hombres daban la sensación de estar desnudos de la cintura para abajo. Trasladé ese concepto a una de mis colecciones destinadas a la mujer, reproduciendo un efecto muy parecido. Otro clásico ejemplo fue cuando reinterpreté un corsé del siglo XVIII y lo transformé en un ítem actual, listo para usar. Creo que la única forma de encontrar ideas originales es remontarse a lo que la gente usaba en el pasado.

-¿Qué simbolizan para usted sus míticas plataformas?

-Es un zapato teatral y hermoso. Los accesorios y la ropa tienen la capacidad de darle a uno un papel a interpretar. No puedes evitar sentirte poderosa y bella usando esos zapatos.

-Hay quienes afirman que en sus colecciones puede leerse una sutil crítica a la mediocridad?

-Está muy en boga sostener que la mujer es quien cobra el verdadero protagonismo cuando lo que lleva puesto no llama la atención. Yo pienso justamente lo contrario, y es por eso que intento que las personas se sientan especiales con mis diseños; si todos se ponen lo mismo, están propensos a verse idénticos. La mayoría de la gente en la calle se ve bastante horrorosa; son vagos para vestirse y se muestran poco interesados en expresarse a través de la ropa que llevan puesta.

-¿Qué opina del minimalismo volcado a la moda?

-En la actualidad es una fuerza dominante. Aquello ocurre porque la gente tiene demasiado miedo a equivocarse cuando se viste. Prefieren no decir nada a través de la ropa antes que cometer un error.

-¿Cuál es la ciudad con más estilo del planeta?

-Exhibí mi línea dorada por muchos años en París, por su cultura y creatividad. Creo que la moda actual resulta de la fusión entre la sastrería inglesa y la tradición couture francesa.

-¿Qué consejo les daría a los jóvenes diseñadores que intentan seguirle los pasos?

-Les recomendaría cultivar intereses profundos en torno a varias esferas, además de aquella concern iente a la moda, en especial la intelectual. Un diseñador talentoso con sentido de la cultura puede descubrir ideas muy buenas y originales.

Por Marina Macome

revista@lanacion.com.ar

Para saber más
www.viviennewestwood.com

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